domingo, 19 de julio de 2009

Tour de Siesta 2009

La ronda gala se está convirtiendo este año en un incentivo más para echar un descanso después de comer


Como cada año los seguidores del ciclismo esperan ansiosos la llegada del mes de julio, o lo que es lo mismo, de la carrera ciclista más importante del mundo, el Tour de Francia. Se la reconoce como la mejor por el espectáculo que da, por la cantidad de grandes corredores que participan, por las impresionantes etapas de montaña, etc.

Este año está pasando justo lo contrario. Salvo las dos contrarreloj de las etapas 1 y 4, los televidentes nos hemos tragado 12 soporíferas etapas con final a lo sprint, sin que los favoritos tuvieran nada que aportar. El Tour de Francia está contando con las mínimas distracciones posibles para el espectador. De hecho, lo único que está llamando la atención de esta edición de la ronda gala son cosas negativas: ayer, por ejemplo, una mujer murió al ser atropellada por una moto de policía.

¿Dónde están las grandes etapas de montaña? Tuvimos el Tourmalet, sí, pero en medio de una etapa que acabó en llano. Desde la jornada 7 no han habido cambios en la general, salvo la irrupción ayer de George Hincapie, que se quedó a 5 segundos del amarillo. Hemos tenido que esperar 14 desesperantes etapas para poder disfrutar de un final en alto. Los Alpes prometen devolver el entretenimiento y emoción que caracteriza de toda la vida al Tour. Alberto Contador intentará hoy en Verbier asaltar el maillot de líder, siempre y cuando su compañero y gran rival, Lance Armstrong, se lo permita. Esperemos que a partir de ahora el Tour nos vuelva a emocionar y la recta final sea apasionante.

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