lunes, 11 de junio de 2007

¿Campeones?

Trepidante jornada la que vivimos en la noche del sábado 9, día de nuestra querida Región de Murcia. Todos los equipos se estaban jugando algo a partir de las 21 horas y esa tensión se dejó ver en todos y cada uno de los partidos disputados.


Por arriba, Real Madrid y Barcelona llegaban empatados, con el Sevilla al acecho a sólo dos puntos. Los blancos se enfrentaban al Zaragoza en busca de mantener el liderato que tanto les ha costado conseguir, y lo hicieron. Eso sí, les costó sangre, sudor y lágrimas. El partido no había comenzado cuando al Real Madrid ya se le creaba el primer problema. El canterano Miguel Torres notó un problema en el abductor antes de empezar el partido y tuvo que ser sustituido por Iván Helguera, que tuvo una noche negra, como la camiseta que lució. En un día de transistores en orejas, los madridistas vivían pendientes de lo que acontecía en el Camp Nou y en el Ono Stadi. Y llegaron buenas noticias: gol de Tamudo en el Camp Nou. Todos nos creíamos muy felices, pero sólo unos minutos después, el "infiltrado" Helguera tocó un balón con el brazo dentro del área. Penalti. Diego Milito, especialista en marcar a los merengues, no falló su oportunidad y establecía el 1-0 que dejaba las cosas igual entre blangos y azulgranas, pero que beneficiaba al Sevilla, que se colocaba a un punto, pero seguía sin ver puerta ante el Mallorca. Y en seguida, más malas noticias para el Madrid... y para el fútbol. Lionel Messi, en su triste afán de compararse con Maradona, coló un gol con la mano en la portería del Español que ni el linier ni el árbitro acertaron a ver. En la Romareda, la primera parte acabó con César como héroe, al evitar un gran remate de Van Nistelrooy a bocajarro cuando todos cantaban gol. Mallorca seguía igual, con un Sevilla peleón, pero al que le faltaba su gran goleador, Kanouté, lesionado con Mali.


Palo al madridismo

El Real Madrid salió decidido a ir a por la victoria, o el empate. Capello introdujo de golpe a Guti e Higuaín por Emerson y Raúl. El Zaragoza se encomendaba a los contragolpes con sus cuchillos llamados Ewerthon y Milito. Sin embargo, el Madrid lograría empatar. Un preciso y medido centro de Sergio Ramos desde la derecha fue perfectamente rematado por el "Pichichi" Van Nistelrooy para igualar la contienda. Pero iban a llegar más malas noticias desde Barcelona. Otra vez el argentino Messi, esta vez legalmente, marcó para adelantar al Barça y poner (con perdón) los cojones de corbata a los madridistas.

Era otro golpe para un Madrid que no paraba de crear ocasiones, pero que se encontraba con un César insuperable y un Celades inconmensurable (qué curioso, dos exmadridistas) que les paraban los pies. Y cuando mejor estaba el equipo de Capello, se iba a llevar otro mazazo. Una contra perfectamente llevada por Pablo Aimar terminó en las botas de Milito que, tras driblar a Roberto Carlos, estableció el 2-1.

Capello reaccionó rápido y cambió a Reyes por Robinho, desaparecido en el partido. Las ocasiones iban sucediéndose. Higuaín, que sigue gafado con el gol, no pudo driblar a César, lo que hubiera supuesto la igualada.


La diosa Fortuna es madridista


Cuando todos veían perdida la Liga. Cuando todos veían a Puyol levantando otra copa... llegó Fortuna, y por partida doble. Roberto Carlos se introdujo en el área zaragozana, puso un pase atrás a Higuaín que, por supuesto, tiró a César, pero su rechace lo recogió Van Nistelrooy para establecer el empate en el minuto 89 y ya de paso acercarse un poco más a la Bota de Oro. Pero, 18 segundos después de ese gol, iba a ser Tamudo el que diera la alegría mayor de la noche al mundo madridista. El Real Madrid volvía a ser líder gracias a Raúl Tamudo, que acababa de empatar el partido en Barcelona. La grada se venía abajo. Los jugadores estaban alucinando. Calderón se volvió loco. En fin, una fiesta por todo lo alto que sirve de aperitivo a la que probablemente se viva el domingo ante el Mallorca en el Bernabéu.

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